El “Carvana guy”

Jackson, inversionista de EMJ Capital, se hizo conocido por apostar a Carvana (CVNA) cuando parecía destinada a la quiebra. La acción terminó multiplicando su precio más de 100 veces, y desde entonces se presenta como el hombre que busca “la próxima Carvana”. Su arma principal no es solo el capital: es su capacidad de contar historias de resurrección de ciertas acciones y viralizarlas en X.

En julio de 2025, lanzó un hilo explicando por qué había invertido en OPEN. La acción estaba en mínimos históricos, al borde de perder su listado en el Nasdaq. Jackson aseguró que podía ser “otro caso Carvana” y llamó a los minoristas a unirse. En cuestión de horas, el volumen explotó y el precio se disparó.

De un hilo en X al cambio de CEO

Lo que parecía otro rally especulativo se transformó en un movimiento. Jackson no se limitó a inflar el precio: exigió la salida de la CEO Carrie Wheeler y una reestructuración del consejo. La presión en redes, amplificada por miles de inversionistas minoritarios, fue imposible de ignorar.

Semanas después, Wheeler renunció y Kaz Nejatian, ex COO de Shopify, fue nombrado nuevo CEO. Jackson celebró la decisión como una victoria no solo personal, sino de todos los inversionistas que creyeron en la narrativa de cambio.

De GME a OPEN: similitudes y diferencias

El caso recuerda a GME: un ejército digital empujando una acción olvidada hasta los titulares de Wall Street. Pero aquí el desenlace fue distinto: el ruido del mercado se convirtió en poder corporativo.

GME: rebelión cultural, volatilidad extrema, poco impacto en la gestión de la empresa.

OPEN: movilización retail con objetivo claro: remover a un CEO y reescribir el rumbo de la compañía.

Un nuevo tablero en Wall Street

Eric Jackson encarna el activismo 2.0: mitad inversionista, mitad influencer. Combina análisis, narrativa y redes sociales para movilizar minoristas y presionar a los directorios. El riesgo es evidente: que el hype supere los fundamentos. Pero la lección es clara: los pequeños inversionistas ya no son meros espectadores.

El caso Opendoor demuestra que, en la era digital, un solo hilo en X puede cambiar no solo un precio, sino la historia de una compañía.